La depresión es un trastorno mental frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo. Muchos de ellos no responden a los medicamentos y otros tratamientos estándar o sufren efectos secundarios. Pero, «¿y si se pudiera estimular el cerebro desde el exterior, sin drogas, y ayudar a su curación?»
Existe una tecnología no invasiva llamada «estimulación magnética transcraneal», o TMS por sus siglas en inglés, que utiliza un pequeño pero potente imán, que envía pulsos magnéticos específicos, producidos por un campo electromagnético, al tejido cerebral atravesando el cráneo. La energía induce a las neuronas en el cerebro a disparar neurotransmisores de liberación como la dopamina y activar regiones más profundas en el cerebro. El tratamiento suele durar de cuatro a seis semanas, con cinco sesiones de 40 minutos por semana.
En Estados Unidos, por ejemplo, la Administración Federal de Drogas aprobó en 2008 la terapia TMS NeuroStar, de la empresa Neuronetics, compañía que se ha convertido en el líder de este campo. Además, el seguro médico cubre el procedimiento para unos 200 millones de estadounidenses.
Según datos de Neuronetics, uno de cada dos pacientes respondieron a la terapia y un tercio de ellos alcanzaron la remisión completa de los síntomas. Los resultados se basaron en siete estudios con 800 pacientesEl
Cabe destacar que el pasado lunes, Neuronetics recibió 34 millones de dólares de inversión de General Electrics Ventures. El dinero ayudará a la compañía a ampliar la disponibilidad del tratamiento y a seguir investigando sobre nuevas aplicaciones centradas en los pacientes jóvenes que sufren de trastorno depresivo mayor (TDM).
Según el doctor Francisco Torres, neurólogo de Neuromagnetics, otra empresa que trabaja con la tecnología TMS, “además de la depresión, esta tecnología puede ser una terapia coadyuvante exitosa en el desorden bipolar, tratamiento de Parkinson y estrés postraumático, entre otras enfermedades psiquiátricas y neurológicas”.