Ayer se presentó el Informe de Competitividad 2015 que bienalmente elabora Orkestra, Instituto Vasco de la Competitividad. El diagnóstico general sobre la competitividad presenta “un panorama de claroscuros”. El nivel de competitividad de la economía vasca sigue siendo notable 8 años después de la crisis, medido en términos de PIB per capita, rentabilidad ecoómica y productividad. Así, las empresas vascas presentan por lo general una situación financiera relativamente saneada. Sin embargo, el informe alerta de que la crisis se ha dejado sentir especialmente en los indicadores de carácter más social: el bienestar y el desempleo han empeorado. De hecho, “la generación de empleo es uno de los principales retos a los que se enfrenta” Euskadi en la actualidad. También se alerta de la existencia de 2 realidades económicas, de los campeones ocultos y se analizan las fortalezas y retos de los campos de la estrategia de especialización inteligente.
El Informe destaca que Euskadi ha continuado avanzando en su proceso de transformación productiva teniendo en estos momentos “el perfil propio de una economía avanzada”. En cuanto a los sectores económicos ligados a los tres campos de especialización inteligente (biociencias, energía y fabricación avanzada) definidos en la estrategia RIS3 defininida en el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2020 se destaca que cada uno está en una posición distinta.
En el caso de las biociencias, el estudio de Orkestra, las califica como “apuesta a largo plazo, con una mayor base científica y rupturista”, donde ya se “dispone de capacidades científico-tecnológicas y en menor medida bases empresariales, a las que hay que sumar el potencial que ofrece el sistema sanitario vasco”. Entre los retos que debe encarar esta estrategia figura lograr que todos los componentes interactúen y funcionen como un sistema. Esta colaboración es necesaria entre las infraestructuras de I+D+i y las empresas bio, pero también entre depaertamentos y agencias de la Administración Pública. Las principales debilidades están basadas en capacidades de gestión y de desarrollo de negocio, así como de captación de capital privado.
En el caso de la energía, el estudio destaca la presencia de infraestructuras energéticas, científicas y tecnológicas, así como la existencia de centros de formación con actividades específicas en ele sector. Euskadi cuenta con un legado industrial, vinculado a la tradición eléctrica con empresas tractoras. El sector de la energía está formado por cadenas de valor relativamente maduras y otras emergentes, que ofrecen oportunidades de diversificación. También aquí se recomienda una mayor coordinación entre instituciones y agencias. Algunas empresas energéticas presentan insuficiente músculo financiero y un reto de tamaño. Integrar proveedores locales y reforzar la posición de las empresas vascas en las cadenas de valor, se considera algo muy positivo.
Un caso bien diferentes es el de la fabricación avanzada, puesto que puede aplicarse a cualquier sector industrial independientemente de su contenido tecnológico. Se trata de una “actividad crítica para Euskadi”, ya que es la prioridad que más peso tiene en el Valor Añadido Bruto vasco. Su posición competitiva presenta muchos claroscuros. Entre los restos destacan los relacionados con al I+D+i: bajo número de empresas con producto propio y una excesiva orientación a los procesos; un escaso desarrollo de la innovación no tecnológica; una baja estandarización; y, limitadas capacidades en las empresas para incorporar e integrar a las TIC en su propuesta de valor y ofrecer así nuevos servicios asociados a los productos (procesos de servitización) o plantear nuevos modelos de negocio. El reducido tamaño medio de las empresas vascas y la relativa escasez de mecanismos de financiación específicos dificultan, además, que las empresas puedan afrontar por sí solas estos retos, de ahí la importancia de la cooperación inter-empresarial.
El estudio subraya el alto nivel de cohesión territorial existente entre los tres territorios vascos y la importancia de trabajar en crear una “visión compartida” entre los principales agentes que operan en materia de competitividad.
2 realidades
Por otro lado, el trabajo de Orkestra recomienda que las políticas públicas tengan en cuenta la existencia de dos realidades que conviven en la Comunidad Autónoma del Pais Vasco: empresas en buenas condiciones financiera con prometedoras perspectivas y organizaciones en situación de gran vulnerabilidad.
Además, también se destaca ue las empresas medianas vascas han resistido muy bien la crisis, gracias a su mejor posicionamiento relativo que no tiene que envidiar a las grandes compañías. Son las empresas pequeñas las que mayores problemas de competitividad presentan. Por ello, destaca la “necesidad de políticas públicas que hagan fretne al reto del tamaño y pongan especial atención a las necesidades de las pequeñas empresas”.
Campeones ocultos
Por primera vez la publicación de Orkestra detecta la existencia de 30 los “campeones ocultos” en la economía vasca, es decir, “empresas líderes en nichos de mercado internacionales”, mostrando que la región es un terreno fértil para este tipo de organizaciones. “Se trata de empresas que han mantenido tasas de crecimiento estables a lo largo de los últimos años, tienen una actividad innovadora constante y presentan una alta actividad patentadora y un alto grado de internacionalización. Las buenas prácticas de estas empresas deberían divulgarse e impulsarse, pues muestran un inteligente —y hasta ahora oculto— modo de llevar a cabo la transformación productivba. Sin embargo, también en este caso los campeones ocultos vascos se enfrentan al reto del tamaño (son aproximadamente 10 veces más pequeños que en otros países), así como a la disponibilidad de mecanismos de financiación apropiados y acceso a determinados tipos de recursos humanos.”