El suplemento Innova+ del Grupo Vocento publica hoy un artículo sobre el Proyecto Calor de Innobasque que se reproduce a continuación:

Innobasque trabaja con la industria vasca en un intento de aprovechar el calor residual de procesos de fabricacion, que supone pérdidas de 200 millones de euros anuales en Euskadi.

¿Se imaginan una pérdida anual de 200 millones de euros en calor emitido a la atmósfera? Cuesta creerlo pero hablamos de una realidad en la factura de la industria manufacturera de Euskadi que Innobasque, junto con muchos agentes, entidades, empresas y socios, está intentando evitar con el denominado Proyecto Calor.

Nació hace un año de la necesidad y visión de un potente grupo industrial vasco en concreto y se ha convertido ya en una gran familia tratando de revertir esas pérdidas masivas en, incluso, beneficios económicos. Luis Manero, director de programas de Innobasque explica que el problema es común ya que “el calor residual es una energía térmica que desprenden por diferentes vías las industrias intensivas en consumo energético: forja, fundición, siderurgia, cementeras, papeleras, vidrio, refino, centrales energéticas, etc.”

Por ejemplo, una pieza forjada que cumpla la normativa y los estándares de calidad exige sucesivos procesos de calentamiento  y enfriamiento, lo que conlleva una pérdida de energía que hasta ahora nadie ha podido frenar y que también es perjudicial para el medio ambiente debido a las emisiones de CO2 asociadas.

Hasta ahora cada empresa buscaba sus propias soluciones al problema por lo que, “como si fuera un traje a medida”, dice Manero, suponía inversiones difícilmente asumibles por las empresas afectadas, por lo que la Agencia Vasca para la Innovación aceptó el reto propuesto por CIE Automotive para tratar de unir al mayor número de compañeros de viaje posibles en la búsqueda de nuevas soluciones tecnológicas y modelos de negocio que las hagan viables y sostenibles, algo en lo que todavía están trabajando.

Por el momento hay una “plataforma” de 16 demandantes de dichas soluciones innovadoras, que son una representación ágil de los sectores industriales mencionados anteriormente, pero también se quiere contar con empresas vascas que puedan aportar a la creación de un  modelo de gestión del calor residual más eficiente, empresas oferentes de muy diferentes orígenes pero con productos, servicios y proyectos de I+D capaces de crear nuevas soluciones aplicables a la industria. Algunas, más de 40, ya forman parte de este proyecto pero tal y como recuerda Manero “hay muchas otras que no conocemos que seguro que pueden aportar algo de su producción desde un tornillo innovador que integre sensórica avanzada – Internet de las Cosas – hasta un nuevo material anticorrosivo.”

Es un proyecto con múltiples beneficios ya que no se trata sólo de compartir inversiones y gastos, sino que también pretende acelerar la innovación tecnológica, lo que supone darle un empujón a la industria vasca en su conjunto, así como buscar nuevos modelos de negocio trasladables más allá de este problema concreto del calor residual. También se pretende mejorar la imagen de la industria que durante años ha estado tan mal vista por la población por su impacto en el entorno, demostrando que, hoy en día, es posible hacer que una fábrica se preocupe por cuidar el medio ambiente que le rodea, obteniendo también un posible beneficio en forma de competitividad y nuevos ingresos.

Ese nuevo modelo de negocio debería ser capaz de aglutinar, en este caso en concreto, a la industria manufacturera, a la industria energética que está interesada en favorecer a sus clientes, a las empresas fabricantes que pueden aportar su granito de arena con parte de su producción – todas ellas grandes y pequeñas – pero también universidades y centros de formación profesional que investiguen y formen futuro talento, Centros de Investigación Cooperativa, Centros Tecnológicos, Ingenierías etc. capaces de aportar ideas a la cadena de captación, transporte, almacenamiento y reutilización del calor, así como su gestión y control con TICs.

Para la reutilización del calor, hay diferentes soluciones ya que según explica Manero esa energía “puede utilizarse tanto dentro como fuera de la planta y convertirse en una caldera para las duchas de los empleados en una fábrica, en aire comprimido a través de una tecnología de cogeneración, en electricidad para ahorrar gastos o para ofrecérsela en forma de calefacción o frío a quienes, en estos tiempos de crisis, no tienen para abonar la factura energética.”

No es necesario que cada empresa se preocupe de captar y almacenar su calor ya que Innobasque apuesta por crear una nueva cadena industrial, capaz de gestionar esas energías térmicas perdidas. “Esas nuevas empresas se encargarían, no solo de implantar los equipamientos necesarios dentro de las empresas, también de comprar, transportar, almacenar y vender el calor. Un ente gestor de energía a fin de cuentas”. Un modelo de tecnología y negocio avanzada capaz de traspasar fronteras y de venderlo a nivel estatal y mundial, aunque a nivel europeo, sobre todo en el norte, este novedoso modelo de colaboración ya es una realidad en diferentes proyectos.

Para que todo el mecanismo funcione a la perfección también existe una oficina técnica en la que, acompañando a Innobasque- quien funciona a modo de red y se ocupa de la innovación no tecnológica- están CIC Margune, Centro de Investigación Cooperativa en Fabricación de Alto Rendimiento; el EVE, Ente Vasco de la Energía; Ihobe, la sociedad pública de gestión ambiental del gobierno vasco; SPRI, Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial; y el Cluster de Energía, que contribuyen a formar una visión global del problema desde diferentes prismas (público, privado, I+D, innovación, medio ambiente, etc.).

Manero apuesta por este nuevo modelo ya que hasta ahora todos los esfuerzos invertidos en atacar esta y otras problemáticas han sido poco eficientes y eficaces por la falta de colaboración entre empresas y agentes, pero también por no analizar el problema desde otra perspectiva: “No se trata de innovar, crear algo nuevo y luego pensar para qué sirve, sino de saber detalladamente cuál es la necesidad y trabajar para cubrirla, realizando pruebas reales con tecnologías a veces simplemente mejoradas y a veces construidas exnovo”

Al fin y al cabo, se basa en equilibrar una balanza para que los proyectos no sean eficaces sólo tecnológicamente, sino también económica, medioambiental y socialmente. Por ello, la rueda debe seguir girando y en septiembre ya hay programadas nuevas reuniones donde se activaran proyectos concretos integrados en la iniciativa estratégica Proyecto Calor. Las empresas interesadas están a tiempo de participar por lo que pueden ponerse en contacto con la oficina técnica a través de Innobasque: ecoinnovation@innobasque.com.

 

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