La productividad y el crecimiento no están aumentando en las economías avanzadas y las consecuencias del bajo e incluso negativo crecimiento de la productividad en muchas economías emergentes son evidentes. La crisis económica ha llevado a muchas economías avanzadas a implementar una política monetaria laxa, que estimuló un auge mundial de los productos básicos. Esto enmascaró muchos de los desafíos de competitividad de los mercados emergentes exportadores de productos básicos. La vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios de las materias primas en las economías emergentes y las promesas de la Cuarta Revolución Industrial subrayan la importancia de la innovación como fuente de competitividad y de la diversificación económica para reavivar el crecimiento. Así se desprende del Informe de Competitividad Global 2016 que destaca tres puntos principales:
- Crear un entorno propicio para la innovación es un elemento cada vez más importante de la competitividad
- El estímulo monetario no es suficiente para reavivar el crecimiento si las economías no son competitivas
- Apertura e integración económica
Así, por octavo año consecutivo, Suiza es la economía más competitiva del mundo, muy por delante de Singapur y Estados Unidos. Después de ellos, figuran Holanda y después Alemania, país que ha escalado cuatro lugares en dos años. Los dos países siguientes, Suecia (6) y Reino Unido (7), avanzan tres puestos. Las tres economías restantes en el top ten; Japón (8), Hong Kong SAR (9) y Finlandia (10) retroceden. Por otro lado, India es la economía que emerge con más fuerza, subiendo 16 puestos.
Las economías europeas siguen dominando los diez primeros lugares de la clasificación. Francia, la segunda economía más grande de la Eurozona asciende al número21. Para todas las economías de Europa, mantener y mejorar los niveles de prosperidad dependerá en gran medida de su capacidad para aprovechar la innovación y el talento de sus personas.
Hay cierta convergencia en la competitividad de los mercados emergentes más grandes del mundo. China sigue siendo uno de los primeros en el grupo BRIC, aunque otro repunte de la India -que sube 16 posiciones hasta el puesto 39- significa que acorta distancia con sus pares. Con Rusia y Sudáfrica subiendo dos lugares a 43 y 47, respectivamente, sólo Brasil está disminuyendo, cayendo al número 81.
La brecha de competitividad en Asia oriental y el Pacífico se está ampliando. Aunque 13 de las 15 economías estudiadas han mejorado su puntuación durante la última década, este año se observan reversiones para algunos de los mercados emergentes más grandes de la región: Malasia cae entre los veinte y cae siete 25; Tailandia cae dos a 34; Indonesia cae 4 lugares a 41 mientras que Filipinas cae de diez a 57. Un tema consistente para todos los países en desarrollo de la región es la necesidad de hacer incursiones en las áreas más complejas de la competitividad relacionadas con la sofisticación empresarial y la innovación para huir de la trampa de ingresos medios.
La caída de los precios de la energía ha aumentado la urgencia de promover las agendas de competitividad en todo el mundo árabe. Con tres economías en los primeros treinta -Emiratos Árabes Unidos (16); Qatar (18) y Arabia Saudí (29)- sigue habiendo una clara necesidad de que las naciones exportadoras de energía diversifiquen más sus economías y que se esfuercen por mejorar la competitividad básica entre las naciones importadoras de energía de la región.
En el Índice de 2016, dos países de Latinoamérica se sitúan en el top 50. Chile, el más destacado de la región (puesto 33), sube dos lugares, aunque la brecha se está cerrando con la segunda economía más alta, Panamá. A continuación viene México, Argentina y Colombia.
Una de las naciones más mejoradas del África subsahariana es Ruanda, que se eleva de 6 a 52. Se está cerrando en las economías tradicionalmente más competitivas de la región, Mauricio y Sudáfrica, aunque ambos países registran mejoras más modestas, alcanzando 45 Y 47 respectivamente. Más abajo en el ranking, Kenia sube a 96, Etiopía se mantiene estable en 109, mientras que Nigeria se desliza tres a 127.
La clasificación del Informe de Competitividad Global se basa en el Índice de Competitividad Global (ICG), introducido por el Foro Económico Mundial en 2005. Definiendo la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país, las puntuaciones ICG se calculan con datos a nivel nacional que cubren 12 categorías (los pilares de competitividad) que colectivamente forman una imagen completa de la competitividad de un país. Estos 12 pilares son los siguientes: instituciones, infraestructuras, entorno macroeconómico, sanidad y enseñanza primaria, enseñanza secundaria y formación, eficiencia del mercado de bienes, eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, preparación tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación empresarial e innovación.