El pasado 22 de junio la revista Actualidad Económica publicaba el especial «El País Vasco, una apuesta rotunda por la innovación», en cuyas páginas aparecía la siguiente entrevista al presidente de Innobasque, Alberto García Erauzkin:
«Innobasque nació hace 10 años como un organismo público-privado para aglutinar e implicar a todos los actores relacionados con la innovación. Su principal objetivo es ayudar a convertir Euskadi en un referente de innovación en Europa. Tiene 1.000 entidades socias entre las que figuran empresas grandes, pymes y micropymes, Administraciones Públicas, agentes de la investigación y el conocimiento y también de la sociedad civil. «Estamos en la fase de ser muy proactivos a la hora de pasar de las ideas a los hechos, en la consecución de objetivos. Somos un lugar de encuentro para crear sinergias, fomentar colaboraciones y provocar conexiones. El nivel de autoexigencia es máximo y, aunque lo que se ha hecho es mucho, sabemos que no garantiza el futuro», explica Alberto García Erauzkin (Erandio, 1960), presidente de Innobasque y de Euskaltel. «La innovación es una carrera de fondo y hay que seguir adelante sin pausa para transformar la sociedad».
¿En qué momento se encuentra hoy la innovación en el País Vasco en general y la industria 4.0 en particular respecto al resto de España y Europa? ¿Qué tiene de particular el modelo vasco?
Euskadi se ha mantenido en estos años entre las regiones más notables (regiones de alta innovación) de Europa. La Unión Europea ha reconocido a cuatro regiones como polos de innovación, por destacar en unos Estados con una innovación moderada. Acompañan a Euskadi, Piamonte y Friuli-Venecia Julia en Italia, y Bratislava en Eslovaquia.
La larga crisis que hemos padecido ha provocado una disminución en la intensidad innovadora, pero aquí nos hemos mantenido bastante bien. Ahora toca hacer un sprint como el que se hizo en 2007 cuando se crearon, entre otras cosas, el Fondo de Innovación, el Consejo Vasco de Ciencia, Tecnología e Innovación, y también Innobasque, la Agencia Vasca de la Innovación. Euskadi necesita dar un nuevo salto en innovación, ya que es la que nutre nuestro modelo de crecimiento. Somos un país avanzado con vocación de formar parte de las regiones líderes en innovación en Europa.
¿Qué empresas, sectores y proyectos destacaría en la vanguardia de la industria 4.0 en el País Vasco?
Los sectores prioritarios tienen que ver con la energía, la automoción, las tecnologías de fabricación avanzada, las tecnologías de la información y la comunicación, y la ciencia de la salud. Entre los nombres propios destacaría a Arteche, CAF, CIE Automotive, Danobat, Euskaltel, GFI, Iberdrola, Ibermática, Idom, IK4, Mondragón Corporación, Petronor, Tecnalia o Velatia, entre muchos otros.
El porcentaje de la industria en el resto de la economía vasca sigue todavía lejos de dónde llegó en su momento. ¿La industria 4.0 puede ser un polo de atracción de empresas e inversiones extranjeras hacia el País Vasco? Caldo de cultivo de la industria tradicional.
La industria es clave para mantener un fuerte impulso de la innovación, o viceversa. El objetivo es que vuelva a alcanzar el 25% del PIB en 2020 (ahora es ligeramente superior al 23,95%). Es la gran apuesta del Gobierno vasco, porque es garantía de riqueza, bienestar y reducción de desigualdades. En última instancia es lo que estamos buscando, que Euskadi pueda mantener su nivel de bienestar.
El Gobierno vasco está liderando su desarrollo con programas y fondos específicos. ¿Cómo se valora desde el sector privado? ¿Funciona la colaboración público-privada en este caso. Es más una cuestión de política económica que de estrategia empresarial?
El departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno vasco lidera e impulsa la iniciativa público-privada Basque Industry 4.0 en la que, además del Gobierno Vasco y las diputaciones forales, participan los principales clústeres, los centros tecnológicos, las universidades y grandes compañías industriales.
Se trata de una iniciativa que ha hecho posible la creación de todo un mapa de proyectos innovadores, como los que el Gobierno presentó en abril en la Hannover Messe, la principal feria industrial del mundo, que se celebra en Alemania.
Somos un pequeño país, con poco más de dos millones de habitantes, en el que, si hablamos de industria e innovación, todos vamos a una.
¿Cómo incide su desarrollo en el tejido económico vasco? ¿Qué aporta a esta industria –materiales, diseños, robots, fabricación, software- empresas vascas o españolas? ¿Casi todo viene de fuera?
En los últimos años, el Gobierno Vasco ha definido su Estrategia de Especialización Inteligente RIS3 que marca tres prioridades estratégicas vascas en base a nuestras fortalezas y capacidades científico-tecnológicas. Junto a energía y el binomio biociencias-salud, la tercera área de especialización es la Fabricación Avanzada, para la que el Gobierno Vasco ha desarrollado una estrategia específica, la estrategia Basque Industry 4.0.
Con el liderazgo del Gobierno vasco, que ha incorporado en la iniciativa 4.0 al sector privado, se están definiendo las principales actuaciones estratégicas de la industria 4.0, que no sólo es una cuestión de grandes compañías. Ya que el objetivo es poner a disposición de las pymes los recursos y las tecnologías más avanzadas a través de un inventario de activos al servicio de la fabricación 4.0, de un software de servicios avanzados, de las oportunidades de la economía circular, de la formación y la captación de talento 4.0 para atraer a personas expertas que hoy tenemos diseminadas fuera del País Vasco. No queremos que ninguna pyme se quede fuera del tren de la fabricación 4.0 y la digitalización y promovemos que se capilarice el esfuerzo y el conocimiento. Me gusta mucho analizar y profundizar en el significado de las palabras y por eso siempre distingo entre tamaño y dimensión (la capacidad de hacer cosas). Basque Industry 4.0 es una apuesta por la incorporación de más dimensión competitiva, introduciendo más inteligencia en medios y sistemas de producción, por el aprovechamiento de capacidades y tecnologías emergentes en nuevos productos y procesos, por la integración de materiales avanzados en soluciones de mayor valor añadido o procesos mejorados, por la eficiencia y sostenibilidad de los recursos empleados y la integración de servicios de alto valor añadido.
Y ahora, tras la fase de diseño estratégico, nos toca pasar de las musas al teatro, y por eso, con este mismo afán práctico, estamos promoviendo la creación de nuevas empresas y, por ejemplo, a través del programa Bind 4.0 se han identificado grandes empresas para que traccionen a las pymes, con la colaboración de otros agentes del ecosistema vasco y juntos animar a las startups de todo el mundo a presentarnos sus proyectos.
Estamos incorporando más dimensión competitiva a un pequeño territorio, como Euskadi, donde existen muchas pymes industriales que son líderes a nivel mundial en su especialidad, sobre todo en aspectos técnicos y profesionales. Podría citarle más de 30 nombres de pymes que son auténticas referencias internacionales en su nicho. Una experiencia que conozco muy de cerca, Euskaltel, la compañía que presido, está compitiendo con empresas que son 100 veces más grandes gracias a alianzas de conocimiento y comerciales con otros grupos. Esto nos permite ir a la misma velocidad tecnológica que a los grandes grupos del sector TIC.
¿La robotización puede crear más empleo del que destruye? ¿Cómo?
Yo pienso que sí, soy optimista. Ya lo hemos visto en otras épocas. Pueden verse amenazados muchos puestos de trabajo tradicionales de baja cualificación y escaso valor añadido, pero hay nuevas soluciones que suman valor y oportunidades, como la inteligencia artificial, que está desarrollando algoritmos que permiten que las máquinas colaboren con las personas y aprendan con ellas.
La robotización triunfa donde se estandarizan los procesos y productos, pero hoy necesitamos también la personalización de productos y servicios, donde es muy difícil que lo haga un algoritmo. Siempre habrá una persona detrás o al lado de una máquina, pero hay que ser conscientes de que vamos hacia perfiles de trabajo superespecializados, de personas con muy alta cualificación.
¿Qué diferencia la industria 4.0 de la industria tradicional?
En este proceso, por desarrollar, de la fabricación 4.0, contamos con un riesgo añadido a los lógicos de la mera evolución tecnológica e industrial, que es la cuestión regulatoria. Es algo en lo que la Unión Europea debe ponerse las pilas. No puede ir siempre por detrás de las nuevas innovaciones.
Asimismo, es necesario atacar un aspecto crítico, la redefinición de los perfiles profesionales. Por ejemplo, escuchamos muy a menudo que nos faltan ingenieros informáticos, sí, pero deben estar muchísimo más especializados que antes.
¿La formación es un problema para su desarrollo. Faltan especialistas, recursos o financiación?
Efectivamente, la superespecialización es clave para el desarrollo de la industria 4.0 y en este terreno contamos con mucha ayuda gracias a las universidades vascas, que están cada vez más pegadas al tejido industrial.
Sin olvidarnos de la formación profesional dual, que pusimos en marcha en Euskadi hace tiempo, y que hoy está dando sus frutos. Ahora vamos a trasladar los formatos duales a la universidad, con grados y másteres a caballo entre la empresa y los centros universitarios, de tal forma que se va a facilitar la transferencia de conocimiento hacia el tejido empresarial, con lo que se impactará muy positivamente en la competitividad.
¿Cómo puede servir de modelo la innovación del País Vasco a otras zonas de España?
Creo que nuestro éxito reside en la apuesta sostenida de Euskadi durante 30 años por una Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación fuerte, con visión a largo plazo y en la colaboración público-privada, entre el Gobierno y las empresas. La innovación en Euskadi es un proyecto de país.
¿Cuál es el papel y objetivos de Innobasque en este tema?
Innobasque nació hace 10 años, en 2007, como un organismo público-privado para aglutinar e implicar a todos los actores relacionados con la innovación. Nuestro principal objetivo es ayudar a convertir a Euskadi en un referente de innovación en Europa.
Innobasque tiene 1.000 entidades socias entre las que figuran empresas grandes, pymes y micro pymes, Administraciones Públicas, y agentes de la investigación y el conocimiento y también de la sociedad civil, lo que llamamos la cuádruple hélice de la innovación, que colaboramos en una mesa redonda permanente. Estamos en la fase de ser muy proactivos a la hora de pasar de las ideas a los hechos, en la consecución de objetivos. Somos un lugar de encuentro para crear sinergias, fomentar colaboraciones, y provocar conexiones. El nivel de auto exigencia de todas las entidades y personas es máximo, y aunque lo que se ha hecho hasta ahora es mucho, sabemos que no garantiza nuestro futuro. La innovación es una carrera de fondo y hay que seguir adelante sin pausa, para transformar la industria y la sociedad vasca.»