Los ciclos de madurez y adopción de tecnologías se mueven rápido en Silicon Valley. En los últimos años se han experimentado ciclos de subidas y declives continuos, desde criptomonedas a NFTs y Web3. Ahora se está produciendo el que posiblemente sea el ciclo más alto de todos, el de la Inteligencia Artificial (IA).
Los ciclos de madurez y adopción de tecnologías se mueven rápido en Silicon Valley. En los últimos años se han experimentado ciclos de subidas y declives continuos, desde criptomonedas a NFTs y Web3. Ahora se está produciendo el que posiblemente sea el ciclo más alto de todos, el de la Inteligencia Artificial (IA).
La Web3, la visión descentralizada para el futuro de Internet que es posible a través de tecnología Blockchain, ha sido eclipsada en 2023 por la IA. Dado que ambas tecnologías siguen siendo atractivas, ¿tendría sentido que en el futuro ambas coexistieran e incluso generaran soluciones más atractivas?
Aunque parece que fue hace mucho tiempo, la Web3 se popularizó en el año 2022, cuando un fondo de capital riesgo captó 4.500 millones de dólares para inversiones en el futuro de la Web3. Pero ya en 2023 las inversiones de capital riesgo en Web3 se han considerado en caída libre, frente al crecimiento explosivo de las orientadas a la IA (a través de OpenAI, etc.). Muestra de ello es que McKinsey estima que la IA tiene el potencial de generar “billones de dólares en valoración” de diferentes sectores. Por no mencionar el potencial de financiación masiva para los productores de chips que hacen posible estos modelos de lenguaje largos.
En este contexto, están surgiendo signos de posibles partenariados entre la IA y la Web 3. Microsoft, tras la toma de control de OpenAI, ha cerrado recientemente la compra de Aptos Labs, una compañía de Blockchain fundada por ex empleados de Meta, de cara a entrenar los modelos de IA de Microsoft utilizando información verificada en Blockchain de Aptos. Esta operación puede indicar un camino interesante por el que las tecnologías de IA y Blockchain trabajen juntas para resolver los problemas de sus respectivas industrias.
A pesar del dispar despliegue de estas tecnologías, están surgiendo signos de posibles partenariados entre la IA y la Web3.
Y esos problemas abundan. Por cada par de artículos sobre cómo la IA va a solucionar todos los desafíos que el ser humano conoce y puede llegar a conocer, hay un artículo sobre el potencial desastre de copyright que la IA podría desatar. Por no mencionar la preocupación sobre la seguridad de la IA y la impredecibilidad de la tecnología. Además, los LLMs (Large Language Models) entrenados en otros LLMs tienden a dejar de funcionar. Mientras, la tecnología del metaverso, que es un elemento clave de la apuesta por la Web3, ha tenido un desarrollo decepcionante, incluyendo las críticas a la primera incursión de Meta en el metaverso.
Está claro que ambas tecnologías afrontan desafíos ahora mismo. La IA es capaz de generar contenido rápido y de forma impresionante y el Blockchain puede aportar protecciones útiles. El emprendedor tecnológico Jack O’Holleran imagina la IA como una herramienta que nos ayudará a crear las aplicaciones Web3 más ambiciosas, construir los mundos virtuales y las comunidades online y posteriormente moderar estos espacios Web3 y hacerlos más seguros.
La realidad es que las aplicaciones reales que combinan IA y Web3 están todavía lejos de ser una realidad. La tecnología avanza rápido –y el desarrollo y la adopción de ChatGPT ha ido más rápido de lo que nadie hubiera esperado– pero habrá que ser pacientes. Aunque la tecnología que viene es claramente inspiradora, todavía faltan años de trabajo antes que los desarrollos Web3 impulsados por IA sean masivos y rentables.
Ante esta incertidumbre, es conveniente estar al tanto de las últimas novedades en este sector para estar preparado para el momento en el que la Web3 despegue de verdad. Es importante estar alerta sobre los principales jugadores en este ámbito y tener presente los últimos descubrimientos de investigación en el mismo, ya que a menudo los avances más interesantes se producen en el ámbito de investigación más que en el de los negocios. Por ello es también recomendable formar a los equipos en IA y Web3. Los empleados que entiendan la Web3 en un nivel avanzado –y cómo se podría alinear con otras tecnologías emergentes como la IA– estarán preparados para responder y cumplir sus funciones una vez que estas tecnologías transformadoras despeguen hasta un nivel destacado.