La Comisión Europea considera a Euskadi un “polo de innovación” por ser una región de alta innovación rodeada de territorios de innovación moderada. Euskadi ha mantenido, un año más, esta calificación a pesar de la negativa evolución de las regiones de su entorno.
En 2008, Euskadi logró equiparar con Europa su nivel de gasto en I+D sobre el PIB, pero a partir de 2012, debido a la crisis, se alejó de la media europea, situándose en el 1,82% frente al 2,03% de la UE-28. Este alejamiento se acentuó a partir del ejercicio 2012, en el caso de la I+D empresarial, donde el peso de la financiación pública en fue superior al de la media europea, según el último dato disponible correspondiente al año 2015. En este sentido, en Euskadi la financiación pública fue superior al resto de la media de Europa.
Estos datos forman parte del Informe Innobasque de Innovación, un análisis comparativo del estado de la innovación vasca que elabora la Agencia Vasca de la Innovación cada dos años. En su última edición de 2018 indica que, en 2016 Euskadi experimentó un cambio de tendencia: el gasto en I+D creció un 1,4% en términos absolutos debido al incremento de la financiación tanto pública como privada.
El trabajo refleja que el nivel educativo y los impactos económicos son las mayores fortalezas de Euskadi frente a las regiones europea, y la innovación en pymes la principal debilidad. Concretamente, la innovación en marketing u organización y la innovación asociada a la inversión en maquinaria avanzada, software o patentes son las principales debilidades.
De todo ello puede concluirse que Euskadi es un territorio innovador que, mejorando ciertos indicadores, puede llegar a pertenecer al selecto grupo de regiones europeas líderes en innovación, territorios que disfrutan de una alta calidad de vida y una fuerte competitividad empresarial, como es el caso de Estocolmo en Suecia, Hovedstaden en Dinamarca o el Sudeste del Reino Unido.