“Nos jugamos el futuro económico de Euskadi”, decía el Lehendakari Iñigo Urkullu en la inauguración de la Semana de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. “Un futuro que no está en abaratar costes, sino en innovar», añadía días después a pie de fábrica en Álava. En Euskadi, la innovación es una misión de país, lo cual implica abrirse al mundo para sacar provecho de sus ideas y oportunidades adaptándolas a las necesidades locales. Así, a lo largo de los años se ha ido creando un modelo propio, promovido por los líderes políticos, económicos, sociales y del mundo del conocimiento y en el que colaboran organizaciones de toda índole del mundo de la cultura, la empresa, agentes de la ciencia y la tecnología, administraciones públicas, … Esta diversidad se refleja también la composición de los mil socios Innobasque, Agencia Vasca de la Innovación, cuya presidencia de honor ostenta el jefe del Ejecutivo vasco.
Las diferentes aproximaciones a la innovación de cada organización dan forma al Sistema Vasco de Innovación. “La innovación, la cooperación y el desarrollo son la única manera de garantizar la sostenibilidad de nuestros negocios a futuro y de generar valor para la sociedad”, afirma sin tapujos el presidente de Mondragon Corporación y vicepresidente de Innobasque, Javier Sotil. “La innovación debe ser permanente porque las ventajas competitivas cada vez duran menos”, advierte Asís Canales, director de Compras de Iberdrola y miembro de la Comisión Ejecutiva de Innobasque. Su colega en la Junta Directiva y director general de Lantegi Batuak, Txema Franco, apunta que “los retos y desafíos a los que se enfrenta la sociedad van a continuar siendo una fuente de innovación”. Por su parte, al presidente de Velatia y Tecnalia, y también parte de la Comisión Ejecutiva al que “acusan de optimista con frecuencia”, “porque creo que las cosas van a salir bien ya que considero que tenemos suficientes fundamentos para desarrollar valor”. El optimismo es la fuerza más poderosa de la innovación, subrayaba la experta en inteligencia estadounidense Carmen Medina en su visita a Euskadi para inaugurar el Global Innovation Day de hace ahora dos años.
El escenario ha vuelto a cambiar. Siempre lo hace. Y en él, Euskadi se ha dotado de un plan para “para ganar competitividad y una dimensión que permita a la economía vasca ser alguien en Europa y el mundo”, ha declarado la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco y también vicepresidenta de Innobasque, Arantxa Tapia, en numerosas ocasiones. Se trata del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación Euskadi 2020, en cuyo diseño y elaboración ha colaborado también Innobasque, y en cuyo despliegue está contribuyendo. El Plan establece que a través de la estrategia de especialización inteligente Euskadi será mejor en lo que ya es fuerte. Para desplegar esta estrategia se han creado unos grupos de pilotaje a los que la agencia vasca de la innovación aporta su expertise en fabricación avanzada, biociencias aplicadas a la salud, alimentación, construcción sostenible y ecosistemas.
Este plan está inspirado y alineado con la Estrategia Europa 2020, a través de la cual se quieren crear unas condiciones propicias para tener un crecimiento inteligente y sostenible en la Unión Europea. Una de las herramientas para lograrlo es Horizonte 2020, un programa de ayudas de casi 80.000 millones de euros que financia proyectos colaborativos de I+D+i de empresas, centros tecnológicos o universidades. Aumentar la participación vasca en este programa de financiación es prioritario para Euskadi, porque permite trabajar codo a codo con los líderes del continente, tiene una repercusión en la cuenta de resultados de las empresas, para las que supone una importante fuente de financiación. Innobasque, en su calidad de miembro de la Basque Enterprise Europe Network, trabaja para que las empresas y organizaciones vascas opten con mayores garantías a esta y otras oportunidades. Dentro de 5 años deberá haber habido 2.100 proyectos de investigación europeos con participación vasca y con un presupuesto total de 805 millones de euros.
Existen también otras iniciativas europeas, como Instrumento Pyme, en el que participan 19 empresas vascas, consideradas como auténticas “pepitas de oro” que Europa necesita para conseguir su objetivo, porque son altamente innovadoras y poseen gran potencial de crecimiento en poco tiempo y presencia global. A esta iniciativa se suman los Era-net, en los que participa el Gobierno Vasco y que permiten que las empresas vascas puedan participar en investigaciones transnacionales. Euskadi lleva 10 años liderando Manunet, el relativo a fabricación avanzada, una de las líneas de especialización inteligente. Innobasque, como coordinador de la red, ha tenido recientemente la oportunidad de presentar los resultados de esta iniciativa en el Comité de Programa de NMBP (Nanomateriales, Materiales, Biotecnología y Fabricación) – Horizonte 2020. Tanto la Comisión Europea como los representantes de los estados miembros y países asociados han valorado de forma muy positiva la labor realizada. Esto coloca a Euskadi en posiciones de privilegio en esta materia, puesto que es excepcional que una región pueda participar en un foro de tan alto nivel, donde se toman las decisiones relativas a la parte de NMBP de Horizonte 2020.
Sin embargo, la insólita capacidad de colaborar que ha hecho que Manunet sea un referente europeo se echa de menos otros ámbitos. Las empresas lo necesitan, puesto que no tienen todas las capacidades para innovar y ahí la cooperación es crítica. Con el objeto de fomentarla, desde Innobasque se promueven numerosas iniciativas como el Proyecto Calor, donde la agencia vasca trabaja con la industria para tratar de aprovechar el calor residual generado en los procesos manufactureros y que supone millones de euros al año en Euskadi. Otra iniciativa emblemática es el Global Innovation Day, la gran cita de la innovación vasca y un proyecto que nace de la colaboración efectiva, cuya última edición ha contado con la participación de 109 organizaciones de la red de Innobasque. Nuevamente, el Global Innovation Day sirvió para subrayar el sentimiento de pertenencia a un movimiento en cambio permanente, la innovación.
*Este artículo forma parte de la Guía de la Innovación del País Vasco 2015