Reportaje del 13 de mayo de 2021
La UE quiere liderar la transformación digital para asentar la competitividad de sus empresas pero también para reforzar sus valores sociales
Con este de hoy iniciamos una serie de reportajes dedicados a las orientaciones políticas en que UE ha reflejado sus prioridades socioeconómicas para los próximos años. Ahí están, por ejemplo, la neutralidad climática, la digitalización o la creación de un entorno más favorable a la generación de empleo de calidad. Se trata de objetivos estratégicos, por lo que la irrupción de la pandemia no sólo no los ha ‘aparcado’ sino que ha subrayado su importancia convirtiéndolos en protagonistas de la transformación que hará Europa más resiliente e innovadora.
Nosotros vamos a empezar por la adaptación de la UE a la era digital, una transición de indudable calado ya que el deseo de la Comisión es alcanzar la soberanía digital en un mundo cada vez más abierto e interconectado. Europa quiere ser quien establezca las normas de una revolución que afecta a nuestra manera de comunicarnos, trabajar, estudiar, comprar… De modo que la transición digital deberá brindar nuevas oportunidades a las empresas, sí, pero sobre todo deberá redundar en el beneficio común de todos los ciudadanos europeos.
Configurar el futuro digital de la UE
La nueva Europa intentará convertirse no sólo en un líder tecnológico mundial sino también en referente de su implementación y buen uso. En la UE, independientemente de su ámbito de aplicación, el objetivo final de las soluciones digitales será consolidar los valores y estilo de vida europeos, un enfoque que se apoyará en tres pilares fundamentales. Casi casi tres mandamientos.
La tecnología estará siempre al servicio de las personas. Las competencias digitales serán accesibles a todos los ciudadanos, a los que además se protegerá frente a posibles amenazas cibernéticas y se les garantizará que la inteligencia artificial se desarrollará de manera respetuosa con sus derechos. Además, se acelerará el despliegue de la banda ancha ultrarrápida para los hogares, las escuelas y los hospitales de toda la UE y se ampliará la capacidad de supercomputación para desarrollar soluciones innovadoras en medicina, transportes y medio ambiente.
La economía digital será justa y competitiva. Además de posibilitar que las empresas emergentes y pymes innovadoras accedan a financiación, la estrategia digital de la UE clarificará las normas sobre servicios online para garantizar que éstas sean adecuadas para la economía digital y propicien que todas las empresas compitan en condiciones justas. Por otra parte, el marco legal mejorará el acceso a datos de alta calidad al tiempo que garantizará la protección de la información sensible y reforzará la responsabilidad de las plataformas online.
Una sociedad abierta, democrática y sostenible. La transición digital debe ir de la mano de la transición verde y contribuir a lograr una Europa climáticamente neutra de aquí a 2050, al tiempo que promueve los valores democráticos con iniciativas que, por ejemplo, frenen la divulgación de noticias falsas a través de Internet.
Arranca ‘La década digital’
Para que esa configuración del futuro se convierta en realidad, la UE presentó hace dos meses las directrices que harán de los próximos diez años ‘La década digital’. Los grandes objetivos de ésta se plasman en la llamada ‘brújula digital’ y sus cuatro puntos cardinales.
CAPACIDADES DIGITALES. La UE espera que en 2030 al menos el 80% de las personas adultas tenga competencias digitales básicas, pero además considera necesario contar con veinte millones de especialistas en nuevas tecnologías, un sector en el que, por otra parte, quiere alcanzar una mayor participación femenina.
INFRAESTRUCTURAS DIGITALES SEGURAS, EFICACES Y SOSTENIBLES. Según el itinerario digital de la Comisión, de aquí a nueve años las redes 5G deberán ser accesibles en todas las zonas pobladas y todos los hogares de la UE deberían tener conectividad de gigabit. Además, quiere doblar el peso de Europa en la producción de semiconductores de vanguardia y desplegar 10.000 nodos frontera de alta seguridad (o ‘edge computing’), que son minicentros de transmisión de datos que se instalan cerca de donde éstos se generan y reducen la latencia. Por último, espera contar con el primer ordenador cuántico.
NEGOCIOS. El tercer punto cardinal es la transformación digital de las empresas. Para 2030, tres de cada cuatro deberían utilizar servicios de computación en nube, macrodatos e inteligencia artificial; más del 90% de las pymes tendrá que alcanzar al menos un nivel básico de intensidad digital; y deberá fomentarse la creación y financiación de empresas emergentes (‘startups’) para duplicar el número de unicornios europeos. Es decir, de firmas que alcanzan un valor por encima de los mil millones de euros.
GOBERNANZA. El cuarto punto cardinal es la digitalización de los servicios públicos. Durante esta década, la Comisión quiere que todos los servicios públicos clave vayan quedando disponibles en línea y que cualquier ciudadano pueda tener acceso a su historial médico electrónico. También espera que el 80% de los europeos emplee una solución de identificación electrónica.
¿Cómo se implementarán estas directrices?
Para alcanzar los objetivos fijados por la brújula, la Comisión Europea acelerará y facilitará la puesta en marcha de proyectos internacionales recurriendo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de los fondos NextGenerationUE, al Fondo de Cohesión y a otros fondos de la UE. Estos proyectos podrán combinar financiación pública (europea o estatal) con la privada.
Además, la Comisión se encuentra en pleno proceso de definición del programa Europa Digital, el primer instrumento financiero de la UE centrado en llevar la tecnología digital a empresas y la ciudadanía. Este nuevo programa proporcionará financiación estratégica a proyectos en cinco áreas cruciales: supercomputación, inteligencia artificial, ciberseguridad, competencias digitales avanzadas y el amplio uso de las tecnologías digitales en la economía y la sociedad.
Europa Digital contará con un presupuesto previsto de 7.500 millones de euros para acelerar la recuperación económica y dar forma a la transformación digital de la sociedad y la economía europeas, aportando beneficios a toda la ciudadanía, pero en particular a las pymes. Este programa no será independiente, sino que complementará otros programas de la UE, como el programa Horizonte Europa.