Gotzon Bernaola y Goizalde Atxutegi, director de Innovación Social y responsable de proyectos de Innovación Social de Innobasque, respectivamente, han publicado un detallado análisis del estado de la innovación social en Euskadi, en el número 36 de la Revista Española del Tercer Sector, que se reproduce a continuación: 

Durante mucho tiempo, la innovación se ha planteado como una palanca para el crecimiento, y en menos ocasiones, como un factor esencial de desarrollo y progreso, o de cohesión social, lo que supone un concepto más inclusivo y complejo que el del crecimiento. En la actualidad nadie discute que la innovación es un concepto imprescindible para el desarrollo económico y empresarial de una región o de un país, pero la pregunta que debemos hacernos es si el modelo de innovación que predomina en estos momentos-innovación tecnológica y empresarial- nos está ayudando a dar respuesta a los retos que tenemos como sociedad y a alcanzar los niveles de bienestar que queremos. Porque desde hace unos años, podríamos afirmar que estamos viviendo ”la tormenta perfecta”:

• Como sociedad, tenemos unos retos cada vez mayores que debemos afrontar. Los problemas sociales, medio ambientales y económicos que tenemos – desde el desempleo juvenil, la sostenibilidad de los sistemas, los cambios en la demografía o el cambio climático- continúan creciendo de manera exponencial y de manera cada vez más urgente, lo que nos debe hacer repensar nuestro modelo con el fin de conectar y alinear las necesidades de la sociedad y los beneficios esperados de la innovación. Parece que las soluciones que teníamos hasta el momento no son suficientes, que ya no podemos dar respuesta a estos retos haciendo lo que hacíamos en el pasado, y que tenemos que buscar nuevas soluciones. Soluciones que ya no pueden ser abordadas únicamente desde lo público.

• Además, existe una gran desconfianza por parte de la ciudadanía en la política, sus representantes, y en todo lo relacionado con lo público y sus instituciones. La ciudadanía, solicita más comunicación, participación y transparencia en las decisiones públicas y reclama un nuevo modelo de gobernanza más participativo. No se conforma con ser receptora de servicios y prestaciones, y quiere participar en la construcción del futuro que defina el rumbo de nuestra comunidad y del progreso, jugando un papel más importante en el ámbito de lo público y donde pueda ser considerado como un motor de transformación.

• Y, sobre todo, aumentan las necesidades, y cada vez parece que hay menos recursos. Con estos condicionantes, hay una necesidad de innovar, y el mensaje que se nos transmite es que debemos estar en una actitud de innovación permanente. Pero, además, nos hemos dado cuenta de que es necesario pasar de una idea de innovación enmarcada principalmente en un proceso industrial o de base tecnológica, a una concepción de la innovación más amplia, donde la transferencia y la difusión de las ideas, de las experiencias, del conocimiento o de la información toman mayor relevancia. En definitiva, parece ser que estamos en un momento en el que se considera necesario aprovechar al máximo el poder de combinar la innovación social y la “innovación convencional”.

Este tránsito supone analizar las interdependencias entre lo económico, lo ecológico, lo social y lo político y trabajar en un marco que se sustente bajo los parámetros de inclusividad, ética de comportamiento, corresponsabilidad y legitimidad social; conectando con estrategias y compromisos que trascienden nuestro marco territorial y nos conectan a un proceso de cambio social a nivel global. Necesitamos activar actitudes y enfoques de colaboración que integren las herramientas y tecnologías actuales con nuevos conocimientos provenientes de otros sectores de innovación, del comportamiento social, del capital social, y de las
redes de colaboración.

En coherencia con esta visión de la innovación, el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación (PCTI 2020) del País Vasco plantea la innovación social como “una oportunidad para dar una respuesta integral y estructurada a los grandes desafíos de nuestra sociedad, como por ejemplo el empleo, la educación y el envejecimiento. La ciencia y la tecnología juegan un papel importante en estos procesos, pero tienen que combinarse con grandes dosis de innovación social para facilitar los cambios de comportamiento necesarios y la involucración de las personas y comunidades en la búsqueda de soluciones”.

La innovación social, como estrategia de desarrollo y transformación de “lo social”, es un modelo de innovación que permite construir valor público compartido. Y su verdadero desarrollo comienza cuando comprendamos que el concepto “social” hace referencia a los retos y oportunidades que tenemos como sociedad, centrándose en el núcleo de desarrollo y transformación de un territorio, y no en los márgenes establecidos por el propio sistema. 

En el País Vasco, el desarrollo de la Innovación Social solo puede entenderse a través de un marco de valores y procesos de colaboración compartidos, ya que los procesos de innovación social se han sustentado en gran medida en la compresión de la realidad de las comunidades y de su cultura: la innovación y la tradición, muchas veces enfrentadas en otros lugares del mundo, en el País Vasco han ido de la mano generando un modelo de desarrollo social y económico más inclusivo. 

El propio “auzolan” o trabajo comunitario en el que las personas de una comunidad se comprometen a trabajar de forma gratuita favor de su comunidad sin obtener un beneficio personal a cambio es una buena muestra de los principios sobre los que se ha asentado el desarrollo de la innovación social en el País Vasco. Compartiendo estos valores de corresponsabilidad en la creación de valor público, nacieron iniciativas exitosas de innovación social como las “Ikastolas”-centros de enseñanza cooperativos promovidos por padres, madres y profesorado- para la preservación de nuestro idioma y cultura, o el grupo cooperativo de Mondragón creado en 1956 y que promueve un modelo de negocio cooperativo basado en las personas y en la soberanía del trabajo.
La colaboración y cooperación público privada – entre personas, organizaciones y territorios
– junto con una visión holística de los retos que debemos abordar, han sido claves para asentar la base para activar un ecosistema de innovación social en Euskadi, ya que al entender la sociedad como la suma de sus actores, como un ecosistema innovador para el desarrollo y la transformación social, se ha generado un esfuerzo de transformación colectiva de nuestra realidad que es la base para la generación de soluciones y de oportunidades a los retos a los que nos enfrentamos como sociedad. 

En este proceso de cambio, las administraciones vascas han tenido y tienen un papel relevante no solo definiendo las prioridades en la agenda pública, sino también asumiendo un rol activo en el desarrollo de la innovación social:

• Generando nuevas ideas y conexiones a través de espacios de discusión, interacción… de aprendizaje social compartido con el claro objetivo de generar nuevas perspectivas, nuevas alianzas y nuevas soluciones. En este sentido cabe destacar los procesos que se han activado desde las tres Diputaciones Forales (Ágora Araba, “Etorkizuna Eraikiz” en Gipuzkoa, Bizkaia Territorio abierto) con el objetivo de aportar soluciones transformadoras en colaboración con la sociedad que mejoren el futuro de los territorios, sumando conocimientos y experiencias para definir, construir y mejorar nuestro propio futuro entre todos y todas -Organizaciones, empresas, asociaciones, universidades y todas las personas que conforman los territorios-. Estos procesos suponen una nueva forma de pensar, trabajar, compartir y gobernar para ofrecer soluciones reales desde la política.

• Acompañando el desarrollo de proyectos experimentales o pilotos, en un contexto incierto en el que la experimentación es imprescindible: financiación, generación de redes, generación de entornos para la experimentación, a través de programas de ayudas concretos como son, entre otros, el programa de emprendimiento e innovación social de la Diputación Foral de Bizkaia, proyectos de experimentación en el marco de Etorkizuna Eraikiz en Gipuzkoa, el Foro de Innovación Social Ágora en Araba, o el programa Innobideak-Pertsonak del Gobierno Vasco, que busca impulsar la participación de los trabajadores en sus empresas para mejorar la competitividad y lograr una mayor cohesión social. Una vez identificadas estas iniciativas de innovación con impacto social, es necesario promover su adopción, y las Administraciones pueden ayudar en esa “generación de mercado”, trascendiendo los procesos de innovación que se midan por el resultado a procesos de innovación en los que midamos el impacto.

• Favoreciendo y desarrollando nuevos marcos normativos y generando nuevos marcos legales con el fin de promover entornos que promueven la innovación y den cabida a iniciativas de innovación social. Ante unas estructuras de gobierno cada vez más complejas e interrelacionadas, es necesario ahondar en un sistema de democracia participativa y desarrollar modelos de participación y compromiso cívico en el debate y toma de decisiones públicas. El Libro Blanco de Democracia y Participación ciudadana elaborado por el Gobierno Vasco de manera participativa con los agentes del territorio, es una propuesta compartida y consensuada para la generación de valor público responsable en Euskadi en el que han participado representantes políticos y técnicos de Gobierno vasco, Diputaciones forales y ayuntamientos, junto con personas expertas en la materia, sociedad civil organizada y ciudadanos y ciudadanas vascas interesadas en aportar su experiencia y conocimiento con el fin de acordar los cambios que mejoren el funcionamiento democrático de nuestras administraciones y procesos de gestión pública, que permitan generar red, escuchar, atender y compartir con la ciudadanía, para realizar una labor de forma más efectiva, transparente y corresponsable, y transformando lo público en una responsabilidad compartida, y no sólo de los/as políticos/as y de las instituciones.

En definitiva, las administraciones vascas, a través de estas políticas favorables a la innovación social y promoviendo la colaboración público-privada, han contribuido a generar un entorno proclive al desarrollo de proyectos de innovación social sostenibles.

Y al amparo de este marco común, en el País Vasco han florecido modelos empresariales con arraigo social e iniciativas y prácticas ciudadanas, que bajo el prisma de la generación de valor público compartido están nutriendo el ecosistema de innovación vasco. Proyectos e iniciativas de innovación social promovidos por organizaciones privadas (asociaciones, empresas, cooperativas, centros educativos, etc.) y colectivos ciudadanos diversos que muestran que la innovación social no tiene agentes únicos o privilegiados.

A continuación, citamos algunas prácticas de impacto y que contribuyen a mostrar esa pluralidad de agentes y ámbitos de trabajo que abarca la innovación social en el País Vasco:

• El Tercer Sector en Euskadi se ha consolidado como un ámbito de referencia en el desarrollo de la innovación social por su propia identidad híbrida. Su cercanía y comprensión de las necesidades y oportunidades, y su capacidad de organización y articulación, han sido claves a la hora de definir e implementar estrategias colectivas. Por ejemplo, el Grupo Servicios Sociales Integrados es una cooperativa de empresas de iniciativa social formada por más 400 personas (el 98% mujeres con una edad media de 51 años) que ofrecen servicios profesionales en los ámbitos de atención a personas en situación de dependencia y/o vulnerabilidad social. Desarrollan proyectos de innovación que trascienden los servicios de atención a domicilio tradicionales, a través del uso de nuevas herramientas tecnológicas y procesos de cualificación y capacitación de las personas cuidadoras. La Asociación Zubietxe de reinserción de personas drogodependientes ha puesto en marcha una librería de segunda mano con el objeto de acercar la lectura a todas las personas, favorecer el medio ambiente, y crear oportunidades laborales mediante la creación de espacios pre-laborales y laborales para personas en proceso de integración social.

• La acción ciudadana también es un motor de proyectos de innovación social, en ámbitos tan diversos como la energía o la cultura. Goiener es una cooperativa ciudadana sin ánimo de lucro formada por más de 4.000 personas socias cuya principal actividad es la comercialización de la electricidad 100% renovable. Se erige como punto de partida esencial para la transición energética a través de la recuperación de la soberanía energética para la ciudadanía y la promoción de una cultura responsable y participativa para construir un nuevo modelo energético. Otra iniciativa es Wikitoki, un laboratorio de prácticas colaborativas entre la acción cultural, el desarrollo comunitario y la economía distribuida donde experimentar con nuevas formas de relación, hibridación y/o co-creación entre distintas disciplinas.

• Y también las empresas se están dando cuenta del rol que pueden jugar en el desarrollo de la innovación social. Cada vez hay más empresas que están activando la fuerza y las herramientas del mercado para resolver problemáticas sociales y ambientales de la comunidad, recuperando la centralidad de la persona en la economía y en el que cabe destacar que la nueva ola de innovación y productividad empresarial vendrá dada por la capacidad de las empresas por generar valor compartido con la sociedad.

Es incuestionable que en el País Vasco existen multitud de agentes trabajando en las diferentes fases de la cadena de valor de la Innovación Social (análisis, generación y aplicación del conocimiento, difusión y formación) atendiendo a distintas necesidades y retos sociales desde distintas perspectivas (transformaciones organizativas, sociales, personales…) pero sin un sistema estructurado en el que los agentes interactúen y conozcan los potenciales de transversalidad y posibles sinergias.

Ante este escenario, Innobasque – Agencia vasca de la innovación está trabajando para poner en valor las capacidades de innovación del territorio con un doble objetivo: 

• Impulsar y desarrollar proyectos de innovación social de alto impacto en ámbitos estratégicos (proyectos como Haurren Hirien Sarea, Gestión de la edad en las organizaciones…), identificando iniciativas que mediante conexiones pueden, sin perder su esencia o escala, incrementar el impacto social en todo el territorio (procesos de capacitación y empoderamiento a tres niveles: personas, organizaciones y territorio).

• Proponer, estudiar, generar conocimiento o formular cuestiones estratégicas en torno a la innovación social para prestigiar y posicionar la innovación social entre agentes locales (públicos y privados, agentes activos en innovación social y otros, etc.) e internacionales. 

En este sentido Innobasque está abordando junto con las tres Diputaciones Forales y el Gobierno Vasco un marco de impulso público a la innovación social que sirva como primer paso para construir en colaboración con los agentes del territorio una Estrategia vasca de innovación para la transformación social.

La innovación social es, por tanto, una realidad tangible en el País Vasco y como tal ha sido reconocida por agentes de referencia como la OCDE o la Comisión Europea en su Guía para la innovación social. Pero no debemos olvidar que, si queremos que cumpla su propósito final, la transformación social, es necesario articularla en busca de un mayor impacto. Porque, aunque nunca hemos tenido mayor información y conocimiento sobre lo que sucede en nuestra sociedad, sobre cuáles son los problemas a los que debemos dar respuesta, ni una mayor capacidad tecnológica, humana y relacional para hacer frente a los mismos, no
estamos acertando. Y en la innovación social puede estar la respuesta.

 

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