Xavier Verdaguer es un emprendedor en serie. Inmerso en mil y un proyectos, vive a caballo entre San Francisco y Barcelona, siempre rodeado de dreamers, innovadores con ideas de negocio disruptivas, sin miedo al fracaso. En una reciente visita a Bilbao para presentar y apoyar el II Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga, puso el acento en la importancia de la actitud a la hora de generar ecosistemas de innovación y emprendimiento. La gran diferencia entre Sillicon Vallley y nosotros es una cuestión de “actitud”.  “La buena noticia es que se puede cambiar, está en nuestras manos”.

¿Por qué aquí no hay una verdadera cultura de riesgo y emprendimiento? ¿Qué diferencias existen con en Sillicon Valley?

Sillicon Valley es uno de los entornos más innovadores y emprendedores del mundo desde hace muchos años. La gran diferencia con nosotros es la actitud emprendedora de la gente de allí: arriesgan más, ven los problemas como oportunidades, e innovan sin miedo a fracasar. Esto son buenas noticias, porque la actitud se puede cambiar, ya que es algo que está en nuestras manos. No se trata de tener mejores infraestructuras, no tienen mucho más dinero para invertir, ni extraordinariamente mejores universidades o talento mejor. No hay grandes diferencias en esos aspectos. Desde mi punto de vista personal es un tema de actitud.

 

¿Por qué el capital  riesgo no acaba de implantarse?

De entrada, aquí ya incluimos la palabra riesgo en el capital. En entornos como Sillicon Valley se llama venture capital, que tiene más que ver con la aventura, ya no tiene connotaciones negativas, sino que el propio nombre indica que esto de invertir en start ups o en emprendedores es una aventura que puede salir bien o mal, pero que no tiene que verse como algo  muy arriesgado o en sentido negativo. Ahí quizá llevan más años invirtiendo en personas, compañías lideradas por emprendedores. Aquí tradicionalmente la inversión, sobre todo en los últimos años, se ha ido hacia el sector inmobiliario y quizá también a la Bolsa o retornos económicos de los bancos. Dado que esto ha quedado caduco, hay también buenas noticias, porque va a significar que la gente que tiene dinero va a invertir más en personas, lo cual es muy aconsejable y rentable.

La innovación se produce en unos lugares más que en otros.

Los ecosistemas innovadores o de emprendimiento parten de que tienen talento, y en esto tienen mucho que ver el sistema educativo y las universidades, también tienen buena calidad de vida para retener ese talento y empresas de referencia en algunos sectores, lo cual hace que se generen oportunidades para los emprendedores. Tienen eventos donde la gente se puede relacionar y tienen gente para invertir. Estos son, de manera resumida, los ingredientes de base de un ecosistema que aquí también tenemos. Por eso siempre digo que la diferencia abismal entre ecosistemas que innovan muy bien y los nuestros es la actitud de las personas. Al final la innovación conlleva riesgo y para arriesgarse tienes que tener una actitud de tomar ese riesgo, pero sin verlo como algo negativo.

 

Trabaja con emprendedores de Estados Unidos y Europa, ¿son allí más techies y aquí más creativos?

Diría que aquí somos más ingeniosos. Nuestra cultura destaca por el ingenio, la creatividad. Tenemos grandes ejemplos de emprendedores y empresarios que han hecho fortuna en sectores más cercanos al diseño y la creatividad, como la moda, por ejemplo. Quizá los perfiles tecnológicos no son tan destacables aquí, aunque la tecnología está evolucionando mucho, cada día es más humana e incorpora cada vez más diseño. Cuando hablamos de tecnología y de futuro pensamos más en weareables, en Internet de las Cosas, en productos que tienen una presencia muy fuerte en el diseño, la creatividad, y la experiencia de usuario. Eso es bueno para nuestros perfiles profesionales o nuestra cultura que es muy potente a nivel creativo.

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