Nos encontramos en medio de una transición digital que está transformando nuestra forma de trabajar, de comunicarnos y de vivir, creando oportunidades de innovación que se materializan en nuevas sendas de crecimiento, competitividad y productividad de la economía.
A medida que la digitalización se afianza, y que millones de nuevos dispositivos se conectan, el volumen de datos disponible para las organizaciones crece exponencialmente. Orientarse a los datos es la nueva apuesta para el éxito empresarial, y tiene el potencial de transformar todo tipo de organizaciones. Basarse en datos supone maximizar el valor de estos, tratarlos como un recurso y un producto. Hablamos de datos tanto internos -generados por la organización en su interacción con clientes, y proveedores- como externos -relacionados con los procesos de negocio, aunque residan fuera de los sistemas propios.
Impulsar esta transformación en la industria vasca resulta crítico para generar ventajas frente a competidores europeos
Por una parte, se trata de utilizar los datos como base para la toma de decisiones empresariales críticas, y hacerlo mediante análisis transparentes y de alta calidad, no siguiendo métodos tradicionales como la experiencia o la intuición. Por otra parte, los datos pueden permitir ofrecer nuevos servicios a clientes, o incluso crear nuevas líneas de negocio.
Las empresas vascas no están aprovechando aún todo el potencial de innovación que ofrece el acceso a esta ingente información, según un reciente estudio de Percepción de la Innovación de Innobasque. El 57% de los expertos encuestados opina que la transformación digital está contribuyendo de forma moderada a los procesos de innovación de nuestras empresas.
Esta percepción es lógica si tenemos en cuenta que en Europa los sectores manufactureros, con fuerte peso en la economía vasca, son los que muestran menor nivel de intensidad digital, según el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI por sus siglas en inglés) correspondiente a 2019. Impulsar esta transformación en la industria vasca resulta crítico para generar ventajas frente a competidores europeos. En este sentido, Euskadi debe contar con un sector TIC que pueda dar respuesta a las necesidades de las organizaciones, y acompañarlas en esta transformación digital.
Para que las organizaciones sean capaces de aprovechar las oportunidades que ofrecen los datos, será necesario gestionarlos en todos sus ámbitos, desde su producción hasta su uso
Partimos de una transición acelerada desde 2020 debido, entre otros factores, a la pandemia de la Covid. La industria electrónica y de servicios TIC mostró ese año un gasto interno en I+D superior en un 21% al de 2018, y una cifra de negocio un 50% más alta, impulsada principalmente por las empresas de programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática. Cabe destacar también que el número de empresas vascas del sector se ha incrementado en un 5% en 2022 respecto de 2018.
Pero, aunque la Covid ha acelerado en muchos casos el desarrollo de tecnologías, la realidad es que la transformación digital es un proceso que requiere un tiempo de maduración. Según las estimaciones de la firma de consultoría Gartner, la mayoría de las nuevas tecnologías aún no están siendo adoptadas de forma masiva, y por tanto no están generando valor.
Por su parte, la gestión de los datos es un aspecto que está adquiriendo mayor relevancia. Están surgiendo nuevas responsabilidades y funciones organizativas para garantizar que se adoptan los comportamientos adecuados en la evaluación, producción, consumo y control de los datos, así como en las prácticas analíticas relacionadas. De hecho, algunas organizaciones están apostando por la creación de puestos de responsabilidad en la gestión y análisis de los datos. Sin embargo, solo el 40,2% de las empresas afirman que este rol es exitoso y está bien establecido dentro de su organización.
Una reciente publicación destaca las barreras para las organizaciones basadas en datos. Una amplia mayoría de los ejecutivos encuestados citan en primer lugar los obstáculos culturales. No se trata únicamente de una cuestión tecnológica, sino que es al mismo tiempo un desafío para las personas.
Para que las organizaciones sean capaces de aprovechar las oportunidades que ofrecen los datos, será necesario gestionarlos en todos sus ámbitos, desde su producción hasta su uso. No será suficiente contar con la tecnología, las capacidades y las competencias necesarias. Será preciso actuar sobre las creencias y comportamientos subyacentes de una organización. Es decir, en su cultura.
Al tiempo, es necesario un impulso desde la política pública. En este sentido la Unión Europea, en su reciente estudio “Digital Transformation – Cost of Non Europe”, recoge las políticas a desarrollar en el marco de la Unión, que se resumen en tres opciones: aumentar la confianza en las tecnologías digitales, reforzar la I+D+i para la transformación digital, y una política específica para las Pymes en este ámbito.
La política del Gobierno Vasco está alineada con estas orientaciones, tal como refleja «Economía del Dato», un reciente proyecto que plantea la creación de un ecosistema del dato. Está enfocado al sector industrial, y el objetivo es superar el 40% del PIB en industria y servicios avanzados entre 2021 y 2024. Estas medidas se verán reforzadas por el plan España Digital 2025, que prevé una inversión de 5.000 millones de euros en la digitalización de las pymes y contempla programas específicos para el sector industrial. Además, la Comisión Europea ha puesto en marcha medidas estratégicas complementarias, como la puesta en marcha de un marco para el intercambio seguro de datos personales y no personales (Data Act y Data Governance Act), el Programa Digital Europe, o la iniciativa “Skills4SMEs” para la capacitación y formación continua de pymes.
Tres son pues los elementos clave para el desarrollo de una organización basada en datos: un sector industrial que asuma la importancia estratégica de las tecnologías digitales, el desarrollo de un sector TIC excelente, y el impulso político.
La agilidad de todas las administraciones la hora de desarrollar estos instrumentos, y la capacidad del tejido empresarial vasco para aprovecharlos, serán las claves para que la transición digital contribuya realmente a acelerar la innovación y a crear nuevas sendas de crecimiento, competitividad y productividad para la economía vasca.